Ayer el Regional patrocinó la ascensión de dos montañeros al Zalama. La expedición comenzó no muy temprano, porque entre que uno se desplaza al lugar y se prepara, pues el tiempo transcurre. Total que la expedición iniciaría la aventura a eso de las 11 de la mañana, y pronto comenzaron a aparecer las adversidades, ya qué, el coche que les desplazó al lugar no pudo aparcar dónde habitualmente lo hace, además de que el material de montaña sólo llegaba para algo más de la mitad de la expedición.
A pesar de ellos, los dos aventureros comenzaron a ascender, desde el primer paso ya empezaron a pisar nieve, nieve que no les abandonaría en todo el camino. Al principio el paseo era plácido, y de vez en cuando entre rayos de sol. A pesar de ello la enorme cantidad de nieve dificultaba los pasos a nuestros aventureros. Pero aún así consiguieron superar el cortafuegos de la zona, en un buen tiempo, a partir de ahí, el viento comenzó a aparecer, al igual que la niebla. Así que se tuvo que hacer una obligada parada, para ponerse el material de abrigo del que se disponía.
La ascensión estaba en su fase más dura, mucha niebla, mucho viento y una cantidad exagerada de nieve, que en algunos sitios no estaba bien compactada y hacía que los aventureros metieran en más de una ocasión la pierna hasta la rodilla. Con todo esto, la única referencia de la ascensión era una valla, que discurría a la izquierda de nuestros aventureros, hasta que llegó un momento en que la nieve ocultó totalmente esa valla. Las ganas de hacer cima no paró a nuestros aventureros, y unos 10 metros a la derecha consiguieron divisar otra vaya, que les podría seguir de referencia. Era el momento más duro de la ascensión, soplaba el viento que daba gusto, y bloques de hielo colgaban del alambre del vallado. Tras un buen rato caminando, teniendo como referencia la segunda valla, llegaron a donde no tenían que llegar, se habían desviado de la ruta. La niebla les impidió hacer cima en el Zalama, así que decidieron volver abajo, y ya si eso otro día con mejores condiciones climatológicas volverían a intentarlo.
Durante el descenso, que no tenía ni comparación con lo dura que se hizo la ascensión, encontraron unas huellas de esquí, que no habían visto en la subida, pero enseguida se dieron cuenta de que los esquiadores, se habían dado la vuelta a una altura menor que nuestros dos aventureros.
A pesar de todo, los dos aventureros consiguieron volver a casa, sin lesiones de gravedad, aunque uno de ellos, consecuencia de la nieve que se le introdujo en una bota, por no ir equipado como debería, al llegar a casa, notó como su pie se había quedado literalmente dormido, como consecuencia del frío que había acumulado, pero con unos minutos de estufa se pudo solucionar todo.
A pesar de ellos, los dos aventureros comenzaron a ascender, desde el primer paso ya empezaron a pisar nieve, nieve que no les abandonaría en todo el camino. Al principio el paseo era plácido, y de vez en cuando entre rayos de sol. A pesar de ello la enorme cantidad de nieve dificultaba los pasos a nuestros aventureros. Pero aún así consiguieron superar el cortafuegos de la zona, en un buen tiempo, a partir de ahí, el viento comenzó a aparecer, al igual que la niebla. Así que se tuvo que hacer una obligada parada, para ponerse el material de abrigo del que se disponía.
La ascensión estaba en su fase más dura, mucha niebla, mucho viento y una cantidad exagerada de nieve, que en algunos sitios no estaba bien compactada y hacía que los aventureros metieran en más de una ocasión la pierna hasta la rodilla. Con todo esto, la única referencia de la ascensión era una valla, que discurría a la izquierda de nuestros aventureros, hasta que llegó un momento en que la nieve ocultó totalmente esa valla. Las ganas de hacer cima no paró a nuestros aventureros, y unos 10 metros a la derecha consiguieron divisar otra vaya, que les podría seguir de referencia. Era el momento más duro de la ascensión, soplaba el viento que daba gusto, y bloques de hielo colgaban del alambre del vallado. Tras un buen rato caminando, teniendo como referencia la segunda valla, llegaron a donde no tenían que llegar, se habían desviado de la ruta. La niebla les impidió hacer cima en el Zalama, así que decidieron volver abajo, y ya si eso otro día con mejores condiciones climatológicas volverían a intentarlo.
Durante el descenso, que no tenía ni comparación con lo dura que se hizo la ascensión, encontraron unas huellas de esquí, que no habían visto en la subida, pero enseguida se dieron cuenta de que los esquiadores, se habían dado la vuelta a una altura menor que nuestros dos aventureros.
A pesar de todo, los dos aventureros consiguieron volver a casa, sin lesiones de gravedad, aunque uno de ellos, consecuencia de la nieve que se le introdujo en una bota, por no ir equipado como debería, al llegar a casa, notó como su pie se había quedado literalmente dormido, como consecuencia del frío que había acumulado, pero con unos minutos de estufa se pudo solucionar todo.
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