domingo, 7 de diciembre de 2008

Aranguren Express

Tras el éxito cosechado por el programa de Cuatro de Pekín Express, en el Regional no quisimos ser menos y ayer patrocinamos algo muy similar, a lo que bautizamos con el nombre de Aranguren Express. El reto consistía en volver a casa tras una noche de dura fiesta.
Pero no resulta tan sencillo como parece. Para conseguir realizar la prueba tuvimos que medio engañar a dos individuos para sacarles de fiesta a un lugar donde las comunicaciones se redujeran a un coche particular o a un taxi. Una vez elegido dicho lugar, había que hacerles pensar a los dos muchachos que tendrían en que volver y que no habría ningún problema.
Y según avanzaba la noche se iban produciendo acontecimientos más o menos "normales" con el único objetivo de dejar a los dos individuos "incomunicados". Primero fue la marcha temprana del supuesto conductor a su vehículo, simulando un alto contenido de alcohol en su cuerpo, no tenemos claro ahora que sólo fuese simulado o se metería de lleno en el papel. Poco después marchó otro coche cargado, y seguidamente otro más. Total que al final de la noche quedaban 7 individuos entre los que se encontraban los dos engañados para protagonizar la aventura. 
Únicamente se dieron cuenta de que no tendrían en que volver, cuando al llegar al lugar de aparcamiento su coche no estaba. La primera parte de la prueba estaba conseguida, dos individuos "borrachos" lejos de su casa, sin tener en que volver, y no sospechaban de que habían sido víctimas de una broma.
A partir de ahí, comienzan las similitudes con Pekín Express, para a coches, a personas, etc... bueno ya saben lo de parar es un tanto metafórico, porque allí no paraba ni el apuntador y mucho menos se conducía el vehículo una mujer e iba sola en el carro. La desesperación empezaba a aparecer entre nuestros individuos, pero justo en ese momento, el corsita que les iba a salvar la vida apareció, quien lo iba a decir, que conducía una mujer e iba a parar, bien es cierto que no iba sola, y llevaba un buen acompañante. Los dos individuos exponen el caso a la mujer, y la mujer accede a llevarles a su casa, eso sí, la mujer parecía llevar un vaso entre las manos y no daba buena espina, pero era la última oportunidad para los dos muchachos de volver a casa, así que accedieron a montar.
El camino se presumía duro y complicado, pero al final resultó ser placentero, ya que, mujer y hombre se enzarzaban en continúas discusiones, el coche más o menos era capaz de mantenerse en su carril, y el vaso que llevaba la mujer no tenía alcohol.
Así, que tras esta gran aventura, nuestros dos aventureros consiguieron llegar a casa sanos y salvos, gracias a la mujer del Corsa. Así que desde aquí queremos agradecer a la mujer del Corsa que accediera a traer a los dos muchachos, porque si no sabe Dios dónde podrían estar ahora.

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