Esto podria ser un articulo digno del mismisimo Davor por la tematica y demas.
La EJSM será una misión conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea; la ESA será la encargada de la nave que orbite Ganimedes, y la NASA, de la que orbite Europa. Trabajando juntas, las dos naves también podrán llevar a cabo estudios más limitados de las lunas Ío y Calisto, así como del planeta Júpiter.
Brad Dalton del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, que está ayudando a esbozar el plan de la EJSM, dice que algunos de los instrumentos que el orbitador de Europa llevará serán una cámara, un espectrómetro y un potente sistema de radar. El radar permitirá a la nave “ver” a través del hielo de Europa y averiguar lo gruesa que es esta capa.
Superficie
El orbitador de Ganimedes también llevará una cámara y un espectrómetro, así como un analizador de polvo, un espectrómetro de masas o un magnetrómetro, instrumentos que podrán ser usados para estudiar la composición de la superficie de Ganimedes y el medio espacial que la rodea.
“El orbitador de Ganimedes estará destinado a estudiar procesos geofísicos generales, desde el interior a la magnetosfera”, dijo Dalton. “El diseño del orbitador de Europa está determinado en parte por la importancia astrobiológica del océano de esta luna, así que se centrará en datos más concretos del océano y de las fuerzas de marea que lo mantienen líquido”.
Los científicos han soñado con mandar una nave que aterrice en la superficie o incluso un submarino para investigar el océano de Europa, pero Dalton dice que el diseño actual de la misión no incluye ningún instrumento así.
“Nos esforzamos mucho, dadas las limitaciones de coste y masa que tenemos, por idear una nave realista”, dijo Dalton. “La verdad es que, por su coste y la cantidad de masa que supone, es muy difícil incluir suficientes instrumentos científicos que hagan que merezca la pena. Parte del problema está en conocer la superficie lo suficiente como para concretar el diseño. Una vez que llegas allí, por supuesto, vas a querer escarbar, y eso está fuera de las posibilidades reales en la actualidad”.
Dalton dice que consideraron mandar una sonda que se estrellara contra la superficie a gran velocidad. Un impacto así podría proporcionar mucha información sobre la composición de la corteza helada, como hizo la sonda mandada a un cometa en la misión Deep Impact. El orbitador mismo podría actuar como una nave de impacto al final de la misión. Sin embargo, dice Dalton, “tenemos que recordar unos asuntos de protección planetaria de pesadilla”.
“Tras mucha discusión y romperse la cabeza, sacamos en claro que realmente necesitamos mirar antes de saltar”, dijo Dalton. “Hay mucho que podemos hacer desde la órbita, trabajo que debe ser realizado antes de que que mandemos un tipo de nave que pueda aterrizar, que es lo que parece querer todo el mundo”.
Aún así, Dalton dice que el aterrizador no se ha descartado por completo. “Todavía están sobre la mesa algunas ideas sobre mínimos instrumentos, aunque nada como un Viking o una Phoenix (aterrizadores)”, dijo.
Uno de esos instrumentos podría ser un sismómetro, para conocer cómo de intensos y de frecuentes son los movimientos del hielo en Europa. El sismómetro podría incluir un espectrómetro de masas para determinar el tipo de química que se da dentro del hielo.
Esta misión podría responder a la pregunta de si hay vida en Europa analizando la corteza de hielo. El océano subterráneo de Europa, de vez en cuando, aflora por las grietas de la corteza helada y barre la superficie, erosionando formaciones como cráteres de impacto. Si hay vida en estas aguas, entonces sus restos podrían estar congelados dentro del hielo y la nave podría detectarlos.
Para la nave será una tarea difícil encontrar pruebas de vida si ésta se encuentra en el fondo del océano. Algunos científicos piensan que el origen de la vida en la Tierra estuvo en las grietas de los volcanes submarinos. Sospechan que Europa tiene una actividad volcánica similar, gracias a la influencia gravitatoria de Júpiter, que “estruja” a Europa cuando orbita de un lado del planeta a otro. Esta “flexión por marea” debería mantener el núcleo de la luna fundido, y se produciría actividad volcánica; sólo tenemos que mirar a la vecina de Europa, Ío, para ver un ejemplo. La órbita de Ío es incluso má cercana a Júpiter que la de Europa, y su superficie está marcada por volcanes activos que expulsan sulfuros y otros compuestos químicos al espacio. Muchos de estos compuestos también se encuentran en las fuentes hidrotermales de la Tierra, y podrían estar relacionadas con la vida primitiva en nuestro planeta.
Incluso si la EJSM no encuentra pruebas directas de vida en Europa, podría ser capaz de determinar si la luna sería propicia para la vida tal y como la conocemos. Si la misión encuentra que el medio de Europa es habitable, dice Dalton, entonces “eso aumentará las posibilidades de buscar en un futuro con un sistema de aterrizaje”.
Por supuesto, EJSM podría determinar que Europa es inhóspito para la vida. Sin embargo, dice Dalton, aunque las pruebas sugieran que Europa es una luna muerta, eso no será la respuesta definitiva sobre la posibilidad de vida en Europa.
“Igual que en Marte, donde no hemos encontrado todavía ningún rastro de vida, sigue habiendo muchas maneras en las que la vida podría existir”, apunta. “La EJSM nos ayudará a reducir las posibilidades para saber dónde debemos mirar más de cerca. Hay mucho que no sabemos de Europa todavía”.
Se han frustrado muchos planes pasados para mandar una misión a Europa. El más reciente, el Jupiter Icy Moon Orbiter, que fue cancelado en 2005, en parte debido a la complejidad de la misión. La NASA planea mandar a Júpiter la misión Juno en 2011, pero esta nave sólo orbitará Júpiter, y no estudiará ninguna de las lunas gigantes del planeta. La ESA ha estado desarrollando el Jovian Europa Orbiter, pero todavía sigue en fases tempranas de planificación y no tiene una fecha programada de lanzamiento.
La NASA y la ESA están intentando decidir cuál será la próxima misión extraterrestre. Con la EJSM compite la TSSM, una misión a Saturno y su gran luna Titán. La decisión final se tomará a comienzos de 2009 (la última reunión sobre el proyecto se realizó a principios de noviembre). Cualquiera que sea la misión seleccionada, la fecha programada para el lanzamiento será alrededor de 2020, y la llegada, en 2030.
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