Ya hace un tiempo que ciertas personas utilizan el calificativo de "listillo" para referirse a mi persona, debido a mis comentarios. Cosa de la que ya uno se empieza a cansar, y se empiezan a tomar medidas para ello, y casualidades de la vida, esta mañana leyendo el artículo de Pérez-Reverte de un número atrasado del suplemento de los domingos de El Correo, hemos encontrado la solución a nuestro problema, o eso creemos.
En esas líneas podemos leer cosas como estas: "El diccionario de la Real define la palabra gilipollas como tonto, o lelo. Es buena definición, pero a mi juicio le falta un matiz. Yo lo definiría como tonto, lelo, con un punto de pretenciosidad o alegre estupidez. Esa distinción es importante, a mi juicio. Pongo un ejemplo casual como la vida misma: no es igual, como dirían en mi tierra, un tonto a secas que un tontolpijo. El tonto es tonto, y no da más de sí. En Aragón, verbigracia, el tontolhaba no es más que un cenutrio elemental, querido Watson. Un tonto de infantería. Sin embargo, en Cartagena o Murcia el tontolpijo es un tonto con maneras de otra cosa. Un tonto ligeramente cualificado, o con ínfulas de ello. Entre uno y otro podríamos situar también al tontolculo y al tontolnabo, que son especies intermedias pero más bien bajunas. Tirando a cutre, vamos. La joya de la corona, sin discusión, es el tontolpijo. Ése se sitúa por mérito propio en la parte alta del escalafón. En esencia, el tontolpijo es un tonto que suele dárselas de listo. Que no se entera de lo tonto que es, y encima se cree divino de la muerte. Un capullín puesto de perfil, o sea. Sabidillo y frivolón al mismo tiempo, con pujos de cantamañanas. Un tonto al que a menudo podríamos definir como políticamente correcto. O sea: un gilipollas."
Vamos que si se lee bien, enseguida queda a las claras, que hay que cambiar el calificativo listillo por el del tontolpijo, que además de acercarse más a la actitud de uno, parece que tendrá más pegada. Así que ya saben, no me llamen listillo no no, porque yo soy tontolpijo si si.
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